Cómo leer el etiquetado de alimentos
El etiquetado de alimentos es una herramienta esencial para el cuidado de nuestra alimentación pero muchas veces desconocemos cómo interpretar la información que encontramos en ellas, tomar decisiones y tener en cuenta alternativas adecuadas.
Debemos tener en cuenta que aquellos productos que aparentan ser más saludables y que nos invaden con mensajes como “alto contenido en fibra” o que contienen la garantía de alguna asociación no tienen por qué corresponderse con la realidad: Casi el 80% de los productos manipulados contienen azúcar y muchos de ellos cuentan con grasas hidrogenadas entre sus componentes, provocando en su consumo excesivo obesidad, diabetes y problemas cardiovasculares. Es por esto que cobra suma importancia leer bien las etiquetas.
Lo que dice la legislación
En 2014 entró en vigor una nueva legislación sobre etiquetado de alimentos e información nutricional, que tiene como objetivo ofrecer una información más detallada desglosando el tipo de hidratos de carbono y el contenido en grasas saturadas entre otros. Además, se han de resaltar los alérgenos e indicar el origen del aceite vegetal, lo que determina la calidad del producto.
Por otro lado, se introduce el dato de la fecha de primera congelación en caso de productos congelados y la procedencia de las proteínas añadidas a carnes y pescados.
Interpretando los componentes
- Ingredientes: Están ordenados de mayor a menor proporción dentro de la composición, por ejemplo los azúcares, aditivos, conservantes, etc…
- Alérgenos: Podemos encontrar que el producto contiene alérgenos o “puede contener trazas de”. Esto último quiere decir que el lugar del proceso de producción comparte espacio con otros productos que contienen el alérgeno y éste puede haber entrado en contacto.
- Fecha de caducidad vs consumo preferente: La diferencia entre ambos términos es que la fecha de caducidad indica que a partir de dicha fecha el alimento deja de ser seguro para el consumo. En cambio el consumo preferente significa que el producto comienza a perder propiedades, aunque puede seguir siendo consumido.
- Cantidad total y por porción: se refiere a la cantidad total que contiene el producto frente a la recomendada por persona.
- Valores nutricionales: informa sobre el porcentaje de cada componente por 100 gramos de producto, lo que nos ayuda a comparar entre productos cuál es el más indicado para nuestra salud. Dentro de este apartado encontramos el Valor Diario Recomendado (%VD), que se refiere al porcentaje de nutrientes que se recomienda como consumo óptimo al día. No es un dato del todo exacto, ya que está basado en una dieta diaria de 2.000kcal y las necesidades de cada persona pueden variar según nuestra edad, peso, etc…
- Hidratos de carbono: se desglosan en subcomponentes como los azúcares, polialcoholes y fibra. En este artículo podemos ver los diferentes sinónimos del azúcar en los etiquetados de alimentos. Se considera que un producto es alto en azúcar cuando supera los 10 gramos por 100 de producto. Por otro lado, los polialcoholes son sustitutivos del azúcar, ya sean naturales o artificiales. Se aconseja no superar los 50 gr al día. En el caso de la fibra se aconseja un consumo diario de 30gr.
- Grasas: es importante saber diferenciar las grasas perjudiciales, como las trans o hidrogenadas, que no son recomendables para la salud.
- Sal: los productos pueden contener este componente de manera natural, pero por normal general, los alimentos procesados lo contienen de manera artificial y en altas cantidades, incluso si se trata de productos dulces. Se considera un producto con alto contenido en sal si supera 1 gramo por 100 del total.
En esta infografía puedes ver de manera más visual los elementos en los que se dividen las etiquetas.
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