Guía rápida de una cata de té

La historia del té se remonta al año 2737 A.C., aunque no es hasta principios del siglo XVII cuando llega a Europa con la apertura de Asia al comercio con Occidente. En este artículo nos adentraremos en conocer mejor este producto mediante el proceso de cata.
El es para muchos profesionales de la cata uno de los productos más complejos: sus 2.500 variedades, con diferentes aromas y sabores conquistan hasta tal punto de ser la segunda bebida más consumida.
Antes de comenzar la cata de té debemos tener en cuenta que, a pesar de la alta cantidad de variedades que podemos encontrar, todas ellas provienen de la misma planta: la Camelia Sinensis. La diferencia entre una variedad y otra proviene del tipo de procesado de las hojas.
 

Recomendaciones generales

  1. La base de todo té es el agua y ésta ha de ser de alta calidad y baja mineralización para poder detectar todas las cualidades y notas del té ante el que nos encontramos. No se recomienda recalentarla, ya que el agua recién calentada garantiza un equilibrio óptimo de oxígeno.
  2. El tiempo de infusionado indicado en cada tipo de té es fundamental. Debemos respetarlo para que sus cualidades no se vean afectadas.
  3. La cata de té se realiza obligatoriamente sin aditivos. No es recomendable añadir leche, limón o azúcar, ya que las características del producto se verían alteradas.

 

El proceso de cata

  1. Vista: En primer lugar, observaremos el color y la forma de las hojas, tanto secas como infusionadas. Para ello, se dispone de la muestra de los tés secos que se van a catar. El color es uno de los rasgos más importantes, porque nos desvelará la variedad, el origen, el grado de fermentación y el tiempo de infusión. Aquí debemos prestar atención a la claridad o “limpieza” de la infusión (claro-turbio) y a la intensidad del color o “saturación” (claro-oscuro).
  2. Olfato: Son muchas las gamas de aromas que podemos encontrar, desde frutos rojos a especias y toques amaderados. Es importante tener en cuenta este aroma tanto en seco como infusionado para conocer todas las notas que contiene el producto.
  3. Gusto: Una vez examinadas las cualidades visuales y aromáticas, llega el momento de la degustación. Dependiendo del tipo de té encontramos sabores vivos o suaves, vegetales, terrosos, florales o acaramelados, entre muchos otros.

 
Algunas características de cada tipo de té son:

  • Té blanco: Corresponde a las hojas jóvenes, sin oxidación ni procesado. Su color es amarillo pálido y contiene aromas florales, herbáceos y suaves.
  • Té verde: Apenas experimenta un proceso oxidativo, por lo que su color va del amarillo pajizo hasta el dorado, pasando por diferentes gamas de verde. Sus aromas son frescos, vegetales, herbáceos, dulces y almendrados.
  • Té azul (Oolong): Estamos ante un semifermentado y dependiendo de su grado de oxidación puede presentar un color desde el amarillo verdoso hasta el ocre intenso, con aromas herbáceos, florales, terrosos y sabores melosos y ligeramente amargos.
  • Té rojo: Posee colores cobrizos, ocres y el caobas. Su aroma especiado recuerda a la malta, el torrefacto y matices de frutos secos.
  • Té negro:  Su oxidación es completa, pasando por un proceso de marchitado, enrulado, oxidado y secado. Debido a este proceso, su color y aromas son intensos, con notas de cacao, malta y regaliz. Es dulce y persistente.

En el siguiente link puedes ampliar información sobre las distintas variedades de té existentes, sus características, tiempo de infusionado y beneficios para la salud.

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