Almidón resistente: cuando enfriar carbohidratos es bueno para tu microbiota
Patatas, arroz, legumbres… Si hay algo que limitamos en nuestra alimentación para tener un peso saludable, eso son los carbohidratos. Hasta hoy.
Hoy venimos a contarte todo sobre el almidón resistente, un tipo de almidón que actúa de forma similar a la fibra y que no es digerido totalmente por nuestro cuerpo, reduciendo así las calorías ingeridas.
Y es que la avena, el arroz o las patatas recién cocinadas están repletos de almidón. Y nosotros lo absorbemos con bastante facilidad. ¿Qué provoca esto? Que el índice glucémico sea alto y, si no lo quemamos, lo convertimos en grasa.
Un festival para tus bacterias intestinales
Al convertirse en fibra, el almidón resistente necesita que nuestro aparato digestivo trabaje más y durante más tiempo. Llega intacto al intestino grueso y con un índice calórico menor.
El resultado: un prebiótico que alimenta las bacterias intestinales y aumenta nuestra flora.
Por si fuera poco, aquí entra en juego el butirato: al fermentar, se genera este ácido antiinflamatorio que protege el sistema inmune.
El simple gesto que lo cambia todo. La retrogradación
Si todo esto está muy bien pero, ¿de dónde saco almidón resistente? Pues aunque no lo creas, es muy sencillo.
Empecemos por el principio. Decides que vas a cocinar tortilla de patata, vas preparando todo lo necesario, enciendes el fuego y, una vez hecha, la sirves.
¿Y si te dijéramos que con solo meterla en la nevera y consumirla fría o recalentada ya lo tienes?
El arroz y la patata, enfriados en la nevera y recalentados, reducen el índice glucémico actuando como prebióticos.
Esto es lo que se conoce como proceso de retrogradación y tiene varias normas:
- El enfriamiento en nevera debe hacerse a 4-5ºC un mínimo de 24 horas.
- En el caso de las patatas o boniatos, lo ideal es hornearlos con piel. También es recomendable no partirlos en trozos pequeños evitando que no quede demasiada superficie expuesta.
- El arroz, mejor de grano largo.
- ¿Hay que comerlo frío? No solo no es necesario, sino que además, es preferible recalentarlo, pero cuidado: se ha comprobado que, si se calienta demasiado, el proceso se revierte.
No lo olvides: sigue bien las indicaciones. ¡Ese ansiado aliño de patatas o tu ensalada de arroz favorita te esperan este verano!
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